Ciudad moderna creada sobre un enjambre de hilos de óxido de Zinc. La obra pertenece al caricaturista y artista plástico Arístides Hernández (Ares), mientras que la microscopía electrónica es debida a Augusto Iribarren, del Instituto de Materiales (IMRE) de la Universidad de La Habana.
El
arte cubano tiene mas historia, mas tradición que nuestra ciencia.
Esta última echó a andar con pasos agigantados sólo a partir de
1959. En aproximadamente 30 años se crearon decenas de centros
universitarios con laboratorios de investigación, cientos de centros
dedicados exclusivamente a la ciencia y sus aplicaciones, se
entrenaron decenas de miles de personas para realizar actividades
científicas.
Hoy
nuestra ciencia es adulta. La principal prueba de esta afirmación es
que ha sobrevivido al golpe tan duro que significó el denominado
Período Especial, con su prolongada ausencia de inversiones por
parte del Estado, la emigración de parte del personal calificado y
otras consecuencias conocidas y vividas por todos.
Los
grupos de científicos que mantienen un nivel decoroso de actividad y
beligerancia en su área de competencia están, mas que nunca,
abiertos a la colaboración creativa y útil. Desde luego que esta
colaboración se orienta, principalmente, al extranjero, donde están
los recursos. Pero también al interior del país. La cooperación
entre grupos científicos de diversas especialidades para abordar un
problema, conocido en nuestro mundo como multidisciplinariedad, es
tan común como puede ser la fusión de ritmos en la música cubana
actual o el eclecticismo en algunas tendencias de las artes
plásticas.
No
es frecuente, sin embargo, la cooperación entre científicos,
artistas y otros profesionales para realizar una obra común. En la
Sociedad de Física hemos dado algunos pasos1,
aislados, que aún no son parte de una tendencia o movimiento. Los
resultados plantean algunas incógnitas dignas de los mas encumbrados
teóricos. Por ejemplo, en la exposición de fotos de microscopía
que hicimos en el 2011, teníamos obras como las siguientes. Una foto
intervenida por nuestro Kcho. Sin duda, una obra de arte. Pero otra,
expuesta al lado, era apenas una imagen de átomos de Carbono,
obtenida por microscopía de efecto túnel por Mayra Hernandez y
Javier Martinez, del IMRE, que se recortó y enderezó con Photoshop
para formar un tablero de 8x8 átomos. La foto fue firmada por
Leinier Domínguez, nuestro segundo Capablanca, y encima se le
puso un caballo ganado por el en una olimpiada internacional. ¿Se
puede esta obra considerar artística aún cuando en su concepción
no participa un solo artista?
Al
margen de preocupaciones teóricas, la colaboración entre artistas y
científicos ofrece novedosas y provechosas oportunidades. Desde la
ciencia conozco múltiples reclamos. Por ejemplo, en el Instituto
Pedro Kourí de Medicina Tropical, están ansiosos de una simbiosis
de este tipo para homenajear al legendario y difunto director de esa
institución, Dr. Gustavo Kourí, el cual soñaba con vincular de
alguna manera el arte con sus importantes investigaciones sobre el
dengue. El apoyo de la fotografía a las investigaciones de flora y
fauna, paisajes y otras es algo que se ha explotado bastante en el
escenario de Cuba. Por otro lado, los pintores, fotógrafos y otros
artesanos de las imágenes se podrían beneficiar de cursos sobre
Física de los colores y la visión, que completarían su comprensión
sobre el universo que abordan. Artistas performáticos podrían
utilizar con mucha mas recurrencia elementos de alta tecnología.
Motivos científicos como calendarios solares y otros podrían
utilizarse mas frecuentemente con función decorativa en nuestras
instituciones y viviendas, ...
En
la actualidad, existen también proyectos en los que la percepción
sensorial, artística, no sólo apoya a la ciencia, sino que se
utiliza como vía de conocimiento científico. Es frecuente, por
ejemplo, la necesidad de analizar volúmenes grandes de datos
provenientes de áreas muy diversas: observaciones astronómicas,
instrumentos de control en industrias, etc. La traducción de
conjuntos de datos numéricos a melodías ha permitido el análisis
de los mismos por parte de sujetos ciegos e incluso la identificación
de eventos camuflados dentro de los datos (http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i5/p20_s1). Por otro lado, la traducción de datos a imágenes, para el análisis
de las cuales nuestros sentidos están especialmente entrenados,
permite identificar rápidamente características no triviales. No es
fácil discernir, por ejemplo, cuál de dos empresas parecidas es mas
sólida a juzgar por sus expedientes. Sin embargo, traducido a
rostros, es inmediato casi decidir cuál de dos rostros nos inspira
mas confianza (www0.cs.ucl.ac.uk/staff/a.loizides/218.pdf). Proyectos de este tipo u otros similares no han sido abordados en
nuestro país, aun cuando tenemos las personas capacitadas y con un
alto nivel de creatividad.
Resumiendo,
en nuestro país, donde las manifestaciones artísticas se están
levantando con fuerza y la ciencia puja por ocupar el lugar que debe
en nuestra sociedad, las posibilidades reales de una colaboración
permanente entre artistas y científicos existen y tengo la esperanza
que se materialicen en proyectos o, incluso, en una especie de
movimiento o tendencia de nuestra cultura, que podría darnos un
sello único. A fin de cuentas, arte y ciencia son medios para
penetrar en los secretos del mundo real, que el desarrollo del
conocimiento y la especialización han separado artificiosamente. En
cada científico hay algo de artista y en cada artista algo de
científico. Se ha llegado a afirmar que, por su conocimiento de los
mecanismos de percepción, al artista se le podría considerar como
un neurocientífico (http://www.nature.com/nature/journal/v434/n7031/full/434301a.html).
1 Nos referimos a la exposición Paisajes del Micromundo de fotos de microscopía intervenidas por personalidades cubanas, que fueron expuestas en el Hotel Habana Libre en enero del 2011 (http://www.juventudtecnica.cu/JuventudT/2011/fotorreportajes/paginas/universos,html, http://teveo.icrt.cu/7xw9ch/, http://twas.ictp.it/news-in-home-page/news/the-art-and-science-of-small-things) y al videoclip Electrobacteriando, nominado en varias categorías a los Premios Lucas 2012, en el que participaron científicos del Laboratorio de Láseres del Instituto de Materiales, el grupo de música eletrónica I.A. y coreógrafos y bailarines del Ballet Nacional de Cuba. (http://www.premioslucas.icrt.cu/videoclip/5bd2ac72d6a811e1b2453860774f33e8/electrobacteriando/).
Charla dictada en la conferencia Foton 2013 de la Escuela de Fotografia Creativa de La Habana y publicada en la Revista Negra de dicha escuela.
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