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jueves, 17 de marzo de 2016

Hacer mas con menos?


En los últimos 50 años nuestro pueblo ha sido expuesto a grandes limitaciones materiales debido, en buena medida, al bloqueo de los Estados Unidos. Esto ha requerido grandes sacrificios y una enorme creatividad para sortearlas.

Recuerdo, por citar un ejemplo, los comentarios de una radióloga colombiana después de visitar el Hospital Hermanos Ameijeiras en 1998. Ella decía sentirse impresionada porque en esa institución se hacían muchas más tomografías diarias que en su hospital, aún cuando nosotros teníamos menos equipos y eran casi obsoletos. La explicación era simple: un grupo del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, CNIC, había logrado extraer la información de los tomógrafos [1], por lo que el análisis de las imágenes podía hacerse de forma independiente en varios computadores. Pura creatividad e innovación cubana.
Esta actitud positiva, de rebeldía, ante las dificultades y las experiencias de triunfar ante las mismas no debiera, sin embargo, conducirnos a la ilusión de que podemos desarrollar la ciencia y tecnologías nuestras con pequeñas inversiones y remodelaciones. En este ámbito, los ritmos de crecimiento son supersónicos. De modo que podemos incluso avanzar, pero si el movimiento es lento nos retrasamos respecto a los demás.

Evoco los años 80 cuando la Facultad de Física de la Universidad de La Habana era de los pocos lugares de Latinoamérica donde se fabricaban celdas solares. Incluso se elaboró una carta técnica para producirlas en la recién inaugurada fábrica de componentes electrónicos de Pinar del Rio. 30 años después asistimos a un auge mundial de la industria fotovoltaica, caracterizado por la incorporación de China como primer productor mundial, aumentos vertiginosos de las producciones, disminución de los costos de producción, cambios en la matriz energética de muchos países, etc. Sólo ahora, motivados por estos desarrollos y por la labor de convencimiento desplegada por varias personas, en particular por el Prof. Daniel Stolik, es que en nuestro país se hacen grandes esfuerzos por revitalizar el sector fotovoltaico y, en general, la producción de energía a partir de fuentes renovables [2]. El impulso inicial que tuvimos, con ciencia y tecnologías propias, la oportunidad que tuvimos, quedó prácticamente borrada por las limitaciones que nos impuso el período especial y el ritmo vertiginoso de la tecnología internacional.

Otra área donde los desarrollos son como una vorágine es la que se refiere a la informática y las comunicaciones. Por estos dias, los teléfonos inteligentes y las zonas wifi son fuentes permanentes de noticias en nuestros medios. Nos alegramos con cada nueva área de acceso, aún cuando los costos sean altos para el ciudadano común, y con el incremento del ancho de banda en universidades y centros científicos. Pero no podemos olvidar la comparación con los estándares internacionales.

Mi centro, el Instituto de Cibernética, Matemática y Física, con unos cien trabajadores, la mayoría dedicados a la investigación científica, dispone actualmente de 2 Megabits/segundo de ancho de banda para el acceso internacional a internet. Hace 3 años, el hotelito de segunda en que me alojé durante una visita a la Universidad de Módena, en Italia, tenía acceso a 2 Gigabits/segundo y la universidad a 70 Gigabits/segundo, es decir 1000 y 35000 veces mayor que la velocidad de conexión actual en mi puesto de trabajo. Esta desventaja tiene consecuencia catastróficas: condiciona ritmos lentos de desarrollo, lo que a la larga se traduce en retraso.

Podríamos comparar el desarrollo científico y, en general, el desarrollo de toda la sociedad con una carrera de fondo. Hemos avanzado, pero mantenernos en el pelotón de vanguardia significa no sólo ver qué posición llevamos, sino también con qué velocidad nos movemos. En los últimos años hemos hecho todo lo que se ha podido a partir de muy poco, pero para desarrollarnos debemos crear mejores condiciones y aumentar considerablemente los ritmos.
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[1] J. M. Antelo, A . M. Riverón, P. A . Valdés, J. C. Jiménez, F. Valdés y E. Fermín, “Evaluador de imágenes para la tomografia computarizada basado en una microcomputadora. Diseño e
implementacion”. Revista CENIC, Ciencias Biológicas, Vol. 17, pags. 141 – 144 (1986).

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